El Caldero de la Bruja

En este caldero echaré un poco de fantasía, un poco de ci-fi, y un mucho de todo aquéllo que me gusta.

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Lugar: A Coruña, A Coruña, Spain

14.3.07

Nuevas noticias

Bueno, esta vez traigo noticias al respecto del futuro del blog (algo extraño, pues no suelo hacer entradas personales, salvo en algunas extrañas circunstancias). Resulta que mi amiga bloggera Clementine se mudó no hace mucho a Wordpress, y mi querido novio también se gasta blog por esos lares, así que entre ambos me convencieron para abrir uno allí. Lo hice de modo transitorio, por ver qué tal iba; pero viendo que funciona bastante bien y hasta puedo meter alguna paginilla web por el medio, me he decidido a cambiar definitivamente de dirección este pequeño rincón.
Aviso entonces a la gente que visita este sitio, y a los que tienen mi blog entre sus links, para que vayan cambiando la dirección, ya que a partir de ahora no volveré a actualizar éste y lo pondré todo directamente allí. Por supuesto, todo lo que había aquí escrito está siendo exportado al otro, con lo que no se perderá nada en caso de que acabe borrando este rincón.
Apuntad bien, y visitad:

http://calderobruja.wordpress.com

9.3.07

Gens Septentrionalis (las tribus germánicas occidentales o escandinavas)

Mi madre me ha dicho,
que me habría de comprar
un barco de grandes remos
para ir de vikingo;
erguido en pie en la proa,
mandar una hermosa nave,
después llegar a puerto
y matar hombre tras hombre.


Este poema, compuesto a principios del siglo X por un joven noruego de doce años llamado Egil Skallagrimsson, refleja a la perfección las aspiraciones de buena parte de la juventud escandinava durante un periodo histórico conocido como la Era Vikinga.
A lo largo de casi tres siglos, los vikingos saquearon las costas de toda Europa, conquistaron Inglaterra y buena parte de Irlanda, dominaron Rusia, se asentaron en Normandía, asediaron París y Constantinopla, poblaron Islandia e incluso llegaron a las costas de Terranova cinco siglos antes de que Colón pisase por primera vez el continente americano. Se decía que eran paganos, de una brutalidad proverbial y que su crueldad no tenía límites. ¿Quienes eran realmente los vikingos?.


Hoy en día ese término se emplea para referirse a todos los escandinavos de un periodo histórico concreto, pero sus contemporáneos jamás los llamaron de esta forma. En Europa occidental generalmente se les denominaba normandos, voz procedente del antiguo germánico normaner , que significa “hombre del norte”, similar al inglés northmen . Eslavos y bizantinos les conocían como rus , mientras que los hispano-musulmanes se referían a ellos como al-magus , es decir, “los paganos”.
En su propia lengua, el antiguo nórdico, vikingr significa literalmente “pirata”. Sin embargo, las incursiones de saqueo no eran el único modo gracias al cual los vikingos podían obtener fortuna. También actuaron como comerciantes (de hecho, en el este de Europa fueron conocidos prácticamente por esta actividad), colonizadores de nuevos territorios y mercenarios al servicio de potencias extranjeras. Llegado el caso, una expedición nórdica podía atacar una localidad poco defendida -o cobrar dinero por no hacerlo-, pero también comerciar en la zona, asentarse allí de forma permanente o incluso acabar sirviendo a las autoridades del territorio que previamente habían rapiñado. Tras haber saqueado París, a Ragnar Lodbrok, uno de los vikingos más famosos de la historia, le llegaron noticias de la celebración de un importante mercado en la ciudad. Por ello, pidió permiso para volver a entrar, esta vez como honrado comerciante, por lo que de esta forma acabó vendiendo los productos obtenidos en el saqueo. Y es que, para sus víctimas, los vikingos siempre resultaron desconcertantes.
En la imaginería popular europea, los vikingos han encarnado a la quintaesencia del bárbaro, el salvaje habitante de los confines del mundo civilizado. Sin embargo, si nos sumergimos en su tradición oral transcrita siglos después, descubriremos a un pueblo amante de la poesía, creador de un universo mítico de una complejidad y sofisticación fuera de lo común. Al mismo tiempo, la arqueología escandinava ha ido sacando a la luz un mundo de hábiles artesanos poseedores de un sentido estético extremadamente desarrollado. Esa imagen tan desfavorable es, en definitiva, propia de muchos pueblos de la protohistoria, aquellos a los que generalmente conocemos a través de los ojos de sus adversarios, que este caso muchas veces eran monjes cuyos hermanos habían sufrido las consecuencias de sus rapiñas. Fueron, en definitiva, un pueblo tan complejo como cualquier otro.
En realidad, fenómenos como la expansión vikinga son una constante histórica. Los jóvenes escandinavos que abandonaron su hogar en busca de fortuna no se diferenciaban mucho de aquellos guerreros lusitanos que saqueaban Turdetania a las órdenes de Viriato. Ni tampoco de los almogávares catalano-aragoneses de Roger de Flor en tierras bizantinas o de los españoles que acompañaron a Cortés y a Pizarro. Este tipo de agrupaciones guerreras, creadas en torno a la figura de un líder, servían para dar salida a una población excedentaria, evitaban conflictos sociales o políticos de tipo dinástico, posibilitando además la llegada de nuevos recursos y la ampliación de sus zonas de influencia. De hecho, una vez cristianizada Escandinavia, las cruzadas cristianas sucedieron a las incursiones vikingas sin que se pueda definir muy bien en qué momento ocurrió esto, ni tampoco en qué se diferenciaban realmente unas de otras. Tampoco fue un pueblo que hiciese gala de un violencia superior a la de sus coetáneos. Por tanto, ¿qué es lo que les hizo tan diferentes?.
Hablar de los vikingos es hablar de sus barcos. Tierra de costa recortada, surcada por ríos, salpicada de lagos y pantanos, donde la población se concentra en la franja costera pues el rigor del clima imposibilita la agricultura en el interior, Escandinavia es un medio físico propicio para el desarrollo de la navegación. A pesar de haber sido tradicionalmente un territorio más bien marginal dentro de Europa, desde su tardía Edad del Bronce se comienzan a construir estilizadas embarcaciones de remos de una avanzada técnica constructiva. Aunque inicialmente se trataba de canoas tan solo aptas para surcar ríos y lagos, con el paso del tiempo van ganando en tamaño, haciéndose cada vez más altas sus proas y bordas, de forma que ya en la Edad del Hierro permiten la navegación de cabotaje en mar abierto.



Durante el declive del Imperio Romano, los sajones de las inmediaciones de la península de Jutlandia invaden la isla de Bretaña en varias oleadas. Esta navegación sólo es posible costeando, realizando paradas periódicas con el objeto de pasar la noche en tierra, lo que dificultaba las incursiones bélicas en territorio hostil. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo VI, los escandinavos comienzan a añadir rudimentarias velas a sus embarcaciones que, ciento cincuenta años después, durante el periodo Vendel, sufrirán importantes mejoras, al mismo tiempo que aumenta el tamaño de los buques. De esta forma nace el langskip , el barco largo. La Era Vikinga había comenzado.


En el año 793 los pacíficos monjes del monasterio de Lindisfarne son los primeros en experimentar la furia de los hombres del norte. Situado en una pequeña isla al este de Bretaña, todo parecía indicar que el santuario y sus riquezas se encontraban fuera de todo peligro. No era así. A partir de entonces, hasta el año 1066 aproximadamente, se inicia una era en la que la costa atlántica europea se convierte en un hervidero, en el que unas sociedades que tradicionalmente habían vivido de espaldas al mar comienzan a mirar al horizonte con temor. El Atlántico nunca había sido un mar cerrado, pero ni tan siquiera en época romana fue especialmente transitado. Ahora todo había cambiado y el océano se convirtió en un vehículo de muerte.
La Era vikinga terminaría en ese año de 1066, cuando Haithabu , una importante ciudad comercial escandinava situada al Norte de Alemania es arrasada por los eslavos, el rey noruego Harald “el severo” muere junto con todo su ejército reclamando el trono inglés en la batalla del puente de Stamford, y Guillermo de Normandía, Ducado francés de origen vikingo, alcanza el trono de Inglaterra tras la batalla de Hastings (en las que sus hombres ondearon el estandarte de la Cruz Papal y un dragón pagano). No es muy difícil observar la evolución de un pueblo que pasa de ser temido por ataques a lugares indefensos, a verse sumergido en una compleja red de relaciones sociales, religiosas, políticas y económicas con el resto de Europa.
Los vikingos no iban mejor armados que sus adversarios, ni sus ejércitos estaban mejor organizados. No contaban con tropas de caballería, ni tampoco podían desplazar pesadas máquinas de guerra en sus incursiones. A nivel táctico, combatían formando un muro con sus escudos, disponiendo a sus mejores hombres en primera línea, aunque ocasionalmente podían realizar variaciones a esta disposición, como, por ejemplo, con formaciones en cuña. Estas tácticas eran extremadamente toscas comparadas con las de muchos de sus coetáneos, como los bizantinos. ¿Cuál era entonces el secreto de su éxito?.
Los vikingos fueron los inventores de la guerra relámpago . Gracias a sus embarcaciones, podían desplazar un ejército a un punto determinado, atacar un objetivo en un audaz golpe de mano y abandonar el lugar antes de que se pudiera organizar una defensa efectiva. Sus barcos eran capaces de desplazarse a una enorme velocidad, tanto a remo como a vela, remontando ríos, atravesando océanos e incluso siendo transportados en tierra mediante rodillos.
Otra clave también reside en su propia versatilidad personal. Guerreros y artesanos, marinos y poetas, granjeros y comerciantes, los escandinavos se enorgullecían de ser hombres polifacéticos. Frente a la monolítica aristocracia guerrera de la Europa feudal, los vikingos contaban con unos recursos que los convertían en enemigos endiabladamente impredecibles. Es importante destacar además la existencia de lo que se podría denominar “un estado de ánimo heroico” durante la era vikinga, la certeza de que tras la muerte lo único que sobrevive es el buen nombre adquirido, algo que empujaba a los vikingos a buscar la fama y nuevos horizontes por encima de todo.
Tampoco hay que desdeñar el papel que jugaron las mujeres en todo ello. Ellas se encargaban de administrar las granjas, dirigir las operaciones comerciales y realizar las arduas labores domésticas durante las largas ausencias de sus maridos. En una época en la que las guerras se realizaban en verano, coincidiendo muchas veces con las labores de recolección de los campos, la libertad de las mujeres nórdicas, desconocida en el resto de Europa, permitía a los hombres centrarse en las expediciones guerreras.
Como atestiguan las numerosas piedras rúnicas, auténticos documentos jurídicos y funerarios, erigidas por y/o para mujeres y en sus enterramientos, éstas gozaban de más crédito que cualquier otra de su época, siendo responsable en numerosas ocasiones de administrar la hacienda y la herencia familiar, dirigiendo las operaciones comerciales, e incluso, si nos fiamos de las sagas islandesas, gozando del derecho al divorcio unilateral de su marido.




Artículo publicado en la revista “Memoria”.

1.3.07

La Última Cena

- Miguel Angel desea veros Santidad.
- ¿Quién?
- Miguel Angel, el famoso artista renacentista, entre cuyas obras están el techo de la Capilla Sixtina y la estatua de David...
-Muy bien.



-Buenas noches Santidad.
-Buenas noches Miguel Angel. Quiero hablar contigo de ese cuadro tuyo, "La Ultima Cena".
- Ah, sí.
- No estoy contento con él.
- Oh, vaya. Me llevó horas.
- Nada contento.
- ¿Es el amarillo lo que no le gusta?
- No
- Oh, le da un poco de color, ¿no? Ya sé, no le gusta el canguro.
- ¿Qué canguro?
- No hay problema, lo cambiaré.
- No he visto ningún canguro.
- Ah, está detrás. Lo cambiaré, lo convertiré en un discípulo ¿Qué?
- Ese es el problema.
- ¿Qué?
- Los discípulos.
- ¿Demasiado judios? He hecho a Judas el más judio.
- No, es que hay 28.
- Uno más no importará, convertiré al canguro en otro.
- No, de eso se trata.
- Bien, pues me desharé del canguro. Sinceramente, no estaba muy contento con él.
- No es eso. Hay 28 discípulos.
- ¿Demasiados?
- ¡Claro que son demasiados!
- Lo sé, pero quería dar la impresión de una última cena auténtica. No una última cena cualquiera, no una última comida o refrigerio. Quería dar la impresión de una gran juerga.
- En la Ultima Cena solo había 12 discípulos.
- Bueno, quizá los otros llegaron después.
- Sólo había 12.
- Quizá llegaron algunos amigos.
- Oiga, sólo había 12 discípulos en la Ultima Cena. La Biblia lo dice claramente.
- ¿Ningún amigo?
- No.
- ¿Camareros?
- No.
- ¿Cabaret?
- No...
- A mi me gustan, refrescan la escena. Podría quitar algunos...
- Sólo había 12 discípulos.
- Entiendo... entiendo... Lo llamaremos "La penúltima cena".
- ¿Qué?
- Bueno, debió haber una. Si hubo una última tuvo que haber una antes así que esta es la Penúltima Cena. La Biblia no dice cuantas personas había ¿no?
- No....
- Pues ya está.
- La Ultima Cena fué un hecho significativo en la vida de Nuestro Señor. La penúltima cena no lo fué. Aunque tuvieran un mago y un mariachi. Le encargué una Ultima Cena y quiero una Ultima Cena. Con 12 discípulos y un Cristo.
- ¡¿Uno?!
- Sí, uno. ¿Quiere decirme en qué pensaba para pintar tres Cristos en ésta?
- Funciona, amigo.
- ¿Funciona?
- Si, queda perfecto. El gordo equilibra a los dos delgados.
- Solo hubo un redentor.
- Ya lo sé. Todos lo sabemos. Es una pequeña licencia artística.
- Yo quiero un Mesías.
- Te diré lo que quieres tú, amigo. Tu quieres un fotógrafo, no un artista creativo.
- Te diré lo que quiero. Quiero una Ultima Cena con un Cristo y 12 discípulos. Sin canguros y sin números de trampolín, para el jueves o no cobras.
- ¡Maldito fascista!
- ¡Yo soy el maldito Papa! Puede que no sepa mucho de arte, pero sé lo que me gusta.

23.2.07

O Entroido

ÉTIMO.
A festa recibe en galego os nomes de entroido, antroido, intruido, entruido, entrudo e entroiro. Todos estes vocábulos teñen a súa orixe no termo latino introitus, co significado de entrada ou comezo. Daquela, o étimo fai referencia a un significado da festa como entrada ou comezo nunha nova estación -a primavera-, independentemente de que a súa apropiación por parte do cristianismo nos faga pensar na entrada na Coresma -sendo preciso, polo tanto, despedirse da carne-.
No noso idioma é admisible tamén a voz carnaval, con dous posibles étimos distintos. Para uns este termo procede do vocábulo italiano carnevale, e este, á súa vez, da expresión antiga carne levare -sacar a carne-. Para outros, a súa orixe está na expresión latina carrus navalis, ou sexa, unha carroza decorada que posiblemente saíse en desfile durante estas datas. Dunha ou doutra maneira, non cabe dúbida de que calquera das dúas acepcións fai referencia a elementos asociados ao carnaval actual.
ORIXE.
A orixe do entroido pérdese na noite dos tempos. Garda conexión con celebracións pagás da antigüidade, relacionadas cos ciclos agrarios e co equinoccio de primavera, pero a estes elementos engadíronselles outros de orixe romana, cristiá e medieval. Hoxe por hoxe resulta evidente que ten unha clara relación co ciclo litúrxico cristián, pois cómpre despedirse da carne -e ceibar os propios instintos- antes da entrada nun período sen carne e onde se debe manifestar un grande recollemento -a Coresma-. Non obstante, o entroido é, antes que nada, a celebración que o mundo rural leva a cabo da entrada do novo ano -que tradicionalmente comezaba na primavera-.
ÉPOCA E DURACIÓN.
O tempo de entroido abrangue os vinte días anteriores ao Mércores de Cinsa, aínda que, no noso tempo a esencia do Entroido ten tendencia a concentrarse nas tradicionais datas do Domingo, o Luns e o Martes.
En moitas das bisbarras de Galicia hai variacións non fundamentais nos días de celebración, que poden afectar ao nome dos domingos, pero o significado, as bromas e o enxeño perduran. Considerando as distintas manifestacións que se poden observar por todo o País, podemos resaltar os seguintes días sinalados:
Domingo de Rapaces. É o primeiro día. Os nenos introducen e preparan a todos para a festa, facendo cichotes ou xiringas coas que botan auga á xente, entre burlas verbais e arremedos.
Domingo Fareleiro ou Borrallento. Os toques de corno indican a chegada do entroido. Chámanse Fareleiro porque os mozos utilizan o farelo -a casca do gran- para tirárllelo ás mozas, pero tamén se pode utilizar borralla -Borrallento-. Noutras zonas do país comezan a circular os burros pintados, o confeti ou o pemento moído, e mesmo os estudiantes soen pintar as costas dos seus compañeir@s con xiz. No mundo rural sóense roubar apeiros de labranza, que aparecerán no lugar máis insospeitado. En Chantada, o Domingo Fareleiro chámase Lambedoiro.
Xoves de Compadres. Os mozos pelexan coas mozas para quitarlles un boneco -o Compadre- feito por elas co desexo de queimalo. En diferentes lugares celébrase o Xoves de Comadres primeiro, pero, en todo caso, tanto un como o outro xoves semellan representar a loita polo poder entre os dous sexos.
Domingo Corredoiro ou Cacheleiro. Empeza de verdade a correr o entroido. Continúan as mesmas bromas, até o punto de que é preciso saír con paraugas por causa dos farelos e da borralla. Nalgures practícase o xogo das olas, como ocorre en Xinzo de Limia, onde as persoas reunidas na praza van lanzándose a ola até que escacha -o xogo podería estar relacionado con ritos relativos á fecundidade ou á choiva-. Era común por todo o país a corrida do galo, hoxe administrativamente prohibida por razóns evidentes.
Xoves de Comadres. Os papeis intercámbianse en relación ao Xoves de Compadres. A loita chega ao corpo a corpo sen reparos.
Domingo, Luns e Martes de Entroido. Son os días do Santo Entroido, durante os cales está prohibido traballar -quen sexa descubert@ facéndoo deberá pagar unha multa, consistente nunha rolda de viños, a aquel@s que @ descubriron-. Nos días grandes da festa sae a vaca morena en Laza, a mula falsa de Castro Caldelas, o meco en diferentes partes do país..., e tamén representacións do entroido no medio urbano.
Mércores de Cinza. É o día do fin da festa, que se sinala cun populoso enterro no que participan “viúvas”, “curas”, nenos de coro...
Domingo de Piñata. É o último día, o remate definitivo da festa, unha “repesca” festeira e licenciosa xa entrada a Coresma.
ALGUNHAS CARACTERÍSTICAS DO ENTROIDO GALEGO.
O entroido galego é ritual -posúe unha chea de cerimonias, en estreita relación con outros costumes europeos e africanos semellantes-, é libertario e licencioso -permítese o que está prohibido o resto do ano-, representa unha inversión dos valores -é unha especie de mundo do revés-, ademais de ofrecer aspectos parodísticos e teatrais e, sobre todo, de conseguir que tod@s sexamos iguais.
ALGUNHAS MÁSCARAS GALEGAS.
Os vellos son as máscaras máis sinxelas, pois lógranse cunha pouca de roupa vella, porca e fachosa. Chámanse felos, borralleiros, borrallosos, cinseiros, vellos, charrúas, pallasos, irrios, peliqueiros, farandulleiros..., dependendo do lugar. Son os que fan as bromas pesadas e toda clase de porcalladas, pero son os que fan máis chiste e os máis celebrados. Existen por todo o país.
Os boteiros, son propios das terras d´O Bolo. Levan camisa feita con cintas de cores fruncidas, pantalón vermello, campás penduradas no van e, na testa, un tocado que consiste nun complicado armazón de aramio ou madeira que se artella na careta, pintada de negro e cos beizos vermellos. Levan un pau sobre o que se apoian para dar viravoltas.
Os xenerais saen nas terras da Ulla, montados sobre cabalos ben engalanados e ataviados con vellos traxes militares. Non levan máscaras e tócanse dun pucho tipo napoleónico. Pronuncian desafíos e sermóns. Posiblemente, a súa orixe estea na invasión francesa.
Os cigarróns, tamén chamados felos, peliqueiros, murrieiros, choqueiros e charrúas, son propios da terras de Laza e Monterrei. Levan cinco ou seis chocas das vacas penduradas do van e, na man, un mallo, unha xostra ou unha vexiga. A súa orixe remóntase, de seguro, ao s. XVIII. Non falan; camiñan a brincos facendo soar as chocas e baten en quen encontran. Unha parella de cigarróns pode coller a un home polos ombreiros e levalo á taberna para que os convide.
As pantallas, as máscaras típicas de Xinzo de Limia, levan tamén campás penduradas no van, pero desta volta máis pequeniñas. Son máis esveltas que os cigarróns pero cumpren unha función semellante.
Os madamitos e as madamitas de Cotobade e doutros lugares de Galicia, son máscaras serias, con vestido pretendidamente elegante, e bailan cun certo aire señoritingo.
Outras máscaras presentes no entroido galego son os escabicheiros ou merdeiros, as máscaras dos oficios, os maragatos -en lembranza de cando chegaban aquí como arrieiros-, os xitanos, os cubanos, os mouros e negros, os dominós -con coroza-, os demos...

Extraído de la web del Instituto de Melide

Otra de test: ¿Qué tipo de escritor eres?







Que tipo de escritor eres?




Eres un escritor narrativo. Normalmente un escritor de historias mas que de poemas. Creciste leyendo las obras de Shakespeare y oyendo hablar de obras como El rey Lear o las del rey Enrique. Tus escritos tienen un cierto orden y estructura cronologica o similar. Si escribes poesia esta debe contener algun tipo de historia ya sea real o inventada.
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20.2.07

Los mitos de creación egipcios (IV). El mito Tebano.

La cosmogonía Tebana, es algo posterior a las demás, y no empieza a tomar forma hasta el Imperio Medio. Amón se apropió de las facultades procreadoras de Min, dios de la fertilidad del nomo vecino, e hizo suyas las características de Ptah, el demiurgo menfita, y aquéllas de Re-Atum, el demiurgo heliopolitano. Hay un detalle que parece evidente: los sacerdotes de Amón se dieron cuenta que una de las cuatro parejas divinas de Hermópolis se componía de Amón y su compañera Amaunet. Utilizaron esta circunstancia y relacionaron el dios tebano con las ranas y las serpientes de Hermópolis, elaborando una cosmogonía que afirmaba la existencia de un linaje de serpientes creadoras del universo. Amón demiurgo presenta características solares, pero también se menciona la creación del mundo por el Verbo, típica de la teología menfita, y el huevo primordial de la cosmogonía hermopolitana. Al inicio existió un dios serpiente, Kematef, cuyo nombre significa "Aquel que ha cumplido su tiempo". Esta serpiente era, en realidad, un aspecto de Amón y murió dejando un hijo, la serpiente Irta, "el Creador de la Tierra", otra forma de Amón. Irta creó a la Ogdóada, de modo que se pueden distinguir tres generaciones de Amón demiurgo: Kematef, asimilado al gran dios Amón del templo de Karnak, Irta que se confunde con el Amón del templo de Luxor, y Amón en el aspecto de uno de los miembros de la Ogdóada hermopolitana. Amón, se manifestó sobre la colina donde más tarde se alzaría el templo de Karnak. Es el artesano de sí mismo, cuya apariencia nadie conoce. Su primera forma fue la Ogdóada, hasta que completó la creación, mientras estuvo solo. Amón se transformó en Ta-tenen, el demiurgo menfita, e hizo nacer a los dioses primordiales. Después, Amón se alejó para habitar el cielo, donde se estableció adoptando la forma de Re, el dios solar heliopolitano. Así pués Amón creó el mundo por medio del Verbo, como el demiurgo menfita. El resto del proceso creador es eminentemente intelectual: Amón reglamentó todo lo que se produciría en el futuro, sin ordenar nada que fuera imperfecto. Amón creó también a Ta-tenen (el demiurgo menfita), a la Ogdóada (los dioses demiurgos hermopolitanos) y fabricó su propio cuerpo dándole la forma de un niño que surgió de entre los pétalos de un loto en la superficie de las aguas del Caos primordial (el Nun). El dios misterioso y guerrero de los tebanos posee la habilidad de Ptah-Ta-tenen, el patrón de los artesanos, cuando se trata de confeccionar la imagen del niño demiurgo hermopolitano. Después, Amón iluminó la tierra con sus ojos (el sol y la luna; un tema solar heliopolitano), creó a los hombres y a los dioses, puso orden en la asamblea divina de la Enéada y convirtió a los miembros de la Ogdóada en miembros de su clero. Shu obtuvo la dignidad de profeta encargado de transportar la capilla divina, y Tefnut el rango de esposa divina. Y se dispuso que Tebas fuera la residencia del faraón que gobernaba el país en beneficio de su padre Amón, el dios heredero de Osiris en la función de rey del Alto y del Bajo Egipto.
Elaborado a partir de un texto de Elisa Castel

19.2.07

Los mitos de creación egipcios (III). El mito Menfita.

En la cosmogonía Menfita, el papel del demiurgo recae sobre su dios preponderante, Ptah-Tatenen, y no hay presencia de la colina primordial como en las dos anteriores. En este texto, Atum el demiurgo helipolitano, interpreta un papel secundario: se le considera únicamente como a una de las manifestaciones de Ptah. Lo mismo ocurre con los otros dioses iniciales, el abismo primordial (Nun) y su contrapartida femenina (Naunet). Ptah es por consiguiente, el padre y la madre de todas las criaturas, un dios hermafrodita. Pero entre todas las hipótesis de Ptah, se ha atribuido una importancia especial a "Ptah-el-Grande, el corazón y la lengua de la Enéada". Este dios Ur (el Grande) sería, si se acepta la teoría discutible de Junker, el dios creador por excelencia, a pesar de que los sacerdotes de Menfis hablen de él como de una simple manifestación de Ptah, y de que los sacerdotes de Heliópolis no mencionen su nombre y le llamen Atum (el Total, el Universal). Los sacerdotes de Menfis explican a continuación cómo Ptah creó el mundo sirviéndose del corazón, que es la sede de la inteligencia, del pensamiento que concibe a los seres, y de la lengua, que es el órgano del Verbo creador. La función que desempeñan el corazón y la lengua es tan importante que los mismos teólogos sintieron la necesidad de divinizar estas dos facultades del demiurgo, personificándolas en dos genios, Sia (la inteligencia y la clarividencia), y Hu (el poder del Verbo, la voluntad). Atum está presente en el mito pero su importancia es secundaria, hallándose convertido en una de las múltiples hipóstasis de Ptah demiurgo; Ptah es quien dió la existencia a los dioses, a los hombres y a todos los seres, gracias a los pensamientos de su corazón y a las palabras de su boca. Otras influencias heliopolitanas se manifiestan cuando la estela menciona a la Enéada y explica que el poder creador de .la palabra (de la lengua) reside, concretamente, en los dientes y en los labios, "es decir, el semen y las manos de Atum". Más adelante se llega a un pasaje específicamente menfita, en el que se trata de la invención de los trabajos manuales y de las artes, las actividades predilectas de Ptah, el dios de los artesanos. Y la conclusión del pasaje hace pensar en el relato del Génesis, cuando se describe la aparición del mundo vegetal y de los diferentes elementos minerales que forman el paisaje. Como ocurre en el relato bíblico, el demiurgo menfita podía estar satisfecho de la perfección de su obra. La Enéada, son los dientes y los labios de Ptah, de la boca que pronunció el nombre de cada cosa, de la cual salen Shu y Tefnut. La visión de los ojos, el escuchar de las orejas y el oler de la nariz, informan al corazón, y de él surge todo el conocimiento, y la lengua anuncia lo que el corazón piensa.
Elaborado a partir de un texto de Elisa Castel

18.2.07

Los mitos de creación egipcios (II). El mito Hermopolitano.

En la cosmogonía Hermopolitana, el dios principal era Thot, pero no toma parte en la creación del mundo, ni siquiera en la doctrina que observaban sus adoradores. Se decía en Hermópolis que en el principio existió un grupo divino formado por cuatro parejas de genios, los Hehu, que constituían una Ogdóada, un grupo de ocho dioses. Si se tienen en cuenta una serie de textos de origen heliopolitano delante de estos dioses habría que colocar a Atum-Re, e incluso a Shu, puesto que los documentos más antiguos le atribuyen la paternidad de la Ogdóada. Está claro que este sistema cosmogónico está muy relacionado con el helipolitano. La Ogdóada fue indiscutiblemente, desde los orígenes, el elemento característico del panteón de Hermópolis. Su culto es tan antiguo que dio su nombre a la ciudad, llamada en su honor Khemenu, "la ciudad de los ocho". Estos ocho dioses constituían una entidad indisoluble que funcionaba como una divinidad autónoma, porque sus ocho componentes obraban siempre al unísono, jamás individualmente, como ocurre generalmente con la Enéada helipolitana. La Ogdóada se componía de cuatro parejas divinas formadas por un macho y una hembra. Los machos fueron generalmente representados con cuerpo de hombre y cabeza de rana; las hembras con cuerpo de mujer y cabeza de serpiente. Sin embargo, la iconografía puede presentar diferencias notables cuando la Ogdóada se adapta a otros sistemas o se introduce en un mito que no reconoce su papel de demiurgo (la Ogdóada se compone otras veces de cuatro parejas de monos cinéfalos). También pueden cambiar los nombres de sus miembros, pero cada pareja recibe siempre un nombre masculino y su correspondiente forma femenina, nombres que traducen los diferentes aspectos del abismo inicial. Nun y su compañera Naunet son el Caos, el agua primordial. Heh y Hehet encarnan una noción imprecisa que pudiera ser el Extravío de las aguas que buscan una meta cuando recubren la tierra. También podría tratarse del Infinito espacial o temporal. Kek y Keket son las tinieblas. Amón y Amaunet son los Escondidos, lo Desconocido. Otros textos ignoran a Amón y a Amaunet, y nombran en su lugar a Niau y a Niaunet, las personificaciones del Vacío. Todas estas nociones son negativas e indican bien la naturaleza incoherente del Caos. Los egiptólogos han señalado el paralelismo estrecho que existe entre los términos egipcios y aquellos utilizados en el Génesis para describir la creación. Los Textos de los Sarcófagos influenciados por la tradición heliopolitana, consideraban a los miembros de la Ogdóada como a una emanación del demiurgo solar, mientras que la estricta doctrina hermopolitana no admitía a Re por demiurgo, sino que afirmaba, al contrario, que sus ocho dioses locales eran los creadores de la luz, los padres y las madres de Re. Una isla había surgido en Hermópolis entre las aguas del abismo primordial, y en esta isla, llamada de los Dos Cuchillos, los dioses ranas y las diosas serpientes habían depositado un huevo que al romperse dio nacimiento al sol, el creador y organizador de nuestro mundo. Los hermopolitanos no tenían una idea muy clara del origen de este huevo y sus explicaciones revelan la influencia de otros sistemas teológicos, particularmente el tebano. Los textos religiosos más antiguos no están ni siquiera de acuerdo en atribuir la postura del huevo cósmico a un ave determinada. A veces el ave parece ser un ganso, y otras un halcón; y el Libro de los Muertos parece a veces referirse al huevo de un pájaro macho. Al final no se sabe quién es el demiurgo no nombrado que se oculta en la cáscara del huevo cósmico. Quizás se trate de Shu, el dios del aire "que separa la tierra del cielo", y la cáscara del huevo primordial habría sido el receptáculo del soplo de la vida universal. Esta sería al menos una explicación evidente para los egipcios, ya que "cáscara" (suhet) y "soplo de aire" (suh) eran, en su lengua, palabras prácticamente homónimas y que derivaban de la misma raíz. Un himno de inspiración tebana dice que en el interior del huevo se encontraba el demiurgo y lo identifica con el dios solar Re y con el dios nacional Amón. Shu, el dios del aire, ha perdido, por consiguiente, su papel de demiurgo. El mito del polluelo que rompe la cáscara del huevo cósmico y alza inmediatamente su vuelo, describe las experiencias de los hombres primitivos que habitaban los pantanos del Nilo y nada es más evocador que el grito estridente del animal divino difundiéndose en el abismo y llamando las cosas a la existencia.

Extraído de un texto de Elisa Castel