Éstos son unos artículos que presenté al foro de una web de temática militar (De Re Militari, a ver si la pongo en los links) hace un par de años. Los pongo aquí porque así los tengo a mano, y si a alguien le interesa el tema, pueda leerlo sin problemas.El ejército
Hasta la toma del Bajo Egipto por los Hyksos, muchos conflictos en los que los egipcios habían luchado eran guerras civiles, donde los ejércitos principales compuestos de campesinos y artesanos liderados por nobles se oponían unos a otros, o eran campañas relativamente cortas en Nubia extendiendo las fronteras del reino, o hacia el este y el oeste en las regiones desérticas. Desde el Imperio Antiguo los extranjeros fueron incorporados alejército. Los egipcios posiblemente incluso firmaban contratos conpotentados extrangeros para asegurarse el apoyo de los mercenarios. Los Medjay nubios entraron en Egipto durante los tumultos habidos en el Primer Período Intermedio, formando unidades de arqueros mercenarios ysirviendo como policía armada. Se sabe que lucharon bajo el mando de Kamosis contra los Hyksos.
El ejército cambiante del Imperio Nuevo
El equipo era básico al inicio de la historia egipcia: algo que lanzar a los enemigos o con lo que golpearlos y un gran escudo para ocultarse detrás, y la necesidad de mejorar este armamento no fue demasiado grande durante un largo tiempo.
Después de que los Hyksos tomasen el control del Delta, los faraones tebanos de las dinastías XVII y XVIII adoptaron nuevas armas y estrategias, un prerrequisito para construir un imperio en el Oriente Medio, una región donde el constante desarrollo de nuevas armas y estrategias era necesario para la supervivencia. Su presencia también provocó cambios en el rol de los militares en la sociedad egipcia. Según el número de campañas iba aumentando, el uso de reclutas no profesionales se hizo impracticable, y el ejército se hizo profesional, con la nobleza ejerciendo de oficiales y usando carros, y el rey luchando con ellos, generalmente cerrando filas. Evolucionaron muchas tropas especializadas, como los encargados de debilitar muros con escudos pesados usando arietes y escaleras de escalada, los primeros zapadores y, después de la reconquista de Nubia, tropas de choque kushitas y arqueros nubios.
Este nuevo ejército no tenía todos los siglos de viejas tradiciones que tenían otras instituciones sociales. De todas formas fue relativamente fácil para los individuos talentosos ascender de rango (y de clase social). Se podían mover entre otros segmentos de la sociedad y mantener posiciones altas gracias a los regalos de tierras y esclavos que recibían de los faraones, a partir del reinado de Ahmosis. El aprecio por esta nueva nobleza, de su corage y conquistas, se expresaba habitualmente en distintas inscripciones.
El nombre del hombre valiente perdurará por lo que ha hecho. Nunca desaparecerá de esta tierra.
Algunos de estos comandantes del ejército llegó a ser faraón, entre ellos Horemheb y Ramsés I (Dinastías XVIII y XIX) y muchos faraones se rodeaban de soldados conocidos por su lealtad y sacrificio. Didu, un soldado profesional, fue nombrado responsable de los desiertos al este de Tebas, luego se convirtió en el enviado del faraón en tierras extrangeras, luego Portaestandarte de la Guardia del Faraón, Capitán del barco Meri-Amón y finalmente Comandante de la Fuerza Policial. Después de un largo e intachable servicio Neb-Amón, otro Portaestandarte, fue nombrado Jefe de la Policía del oeste de Tebas.
Amenhotep IV (Akhenaton), cuya guardia personal consistía en su mayoría de extrangeros –sirios, nubios y libios- usó el ejército para terminar con el poder de los sacerdotes y los burócratas. Pero tras su muerte el estamento militar firmó la paz con el servicio civil y el clero. Subsecuentemente los faraones tuvieron que empezar a tener en cuenta los intereses de los tres sectores.
Con el imperio en expansión y la necesidad de encontrar soldados capaces, los egipcios comenzaron a introducir a los prisioneros de Guerra en su ejército, así como sherden capturados durante las incursiones de los Pueblos del Mar. Su lealtad al trono era tal, que sólo entre los sherden estaban los elegidos para formas parte de la guardia personal de Ramsés II. Fue probablemente durante el reinado de Ramsés II que la primera caballería regular –como oposición a los carros- fue introducida en todos los ejércitos, pero sólo los persas en el siglo VI aC fueron quienes lograron su mayor potencial.
Las Dinastías XIX y XX vieron la más espectacular expansión del poder egipcio así como su declive, con Egipto a penas capaz de defender sus fronteras y confiando fuertemente en los mercenarios. Hacia la mitad del siglo XII aC el sesenta por cien de los soldados era no egipcio. Sheshonq I (Dinastía XXII) logró recrear el ejército real tras años de negligencia.
Sesonchosis creó una elite de los más robustos hombres… levantó 600.000 soldados de a pie, 24.000 de caballería y 27.000 carros de guerra. Compartió el gobierno con sus compañeros de juventud, todos luchadores con experiencia, llenos de valor, en un número de 1.700 y más. Sesonchosis les dio la mejor tierra por lo que pudieron dedicarse enteramente a la guerra, permaneciendo económicamente seguros.
Diodoro (I,54)
La organización del ejército
Los ejércitos antiguos eran generalmente pequeños en comparación con los masivos ejércitos modernos. El ejército egipcio del Imperio Nuevo estaba compuesto de tres divisiones bajo Seti I en su campaña cananea, llamados Sutekh (Set)-“Los Arqueros Heroicos”-, Amón-“Los Arqueros Poderosos”- y Ra-“Los Muy Armados”-; y de cuatro divisiones bajo Ramsés II en su campaña de Qadesh, la cuarta llamada Ptah.
Una division estaba formada por varios miles de hombres, habitualmente 4.000 de infantería y 1.000 carros, organizados en diez batallones de unos 500 soldados, que estaban divididos a su vez en compañías de 250, pelotones de 50 hombres y escuadras de 10.
El mando supremo recaía en manos del propio faraón o de uno de sus parientes cercanos, generalmente un hijo. Similarmente a la administración de todo el imperio, el ejército estaba dividido en un cuerpo Norte y otro Sur supervisados por Jefes Representantes. La línea de mando incluía rangos correspondientes a los modernos generales, comandantes de batallón, portaestandartes y ayudantes a nivel de compañía, tenientes liderando los pelotones, y oficiales no comisionados al cargo de las escuadras.
Los carros eran liderados por los mariscales (jmj-rAssmwt=Ami-Ra-sesemut). Estaban divididos en brigadas, cada una de las cuales se componía de dos o más escuadrones. Cinco compañías de diez carros cada una constituían un escuadrón. Los carros egipcios llevaban dos soldados, un conductor y un arquero.
Paralelamente a la línea de mando en combate había una administración de escribas organizada en líneas jerárquicas y distinta de los oficiales de combate.
Estándars de comportamiento después de la victoria
Mientras los egipcios eran tal vez menos crueles que los asirios, -quienes borraban ciudades de la faz de la tierra y destruían pueblos enteros para atemorizar a otros y que se sometiesen-, todavía dejaban ver a los conquistados quién era el amo, matándolos algunas veces como nos muestran las imágenes de la Paleta de Narmer y los cuerpos decapitados descubiertos cerca de las fortalezas en Nubia durante el Imperio Medio; algunas veces esclavizaban a los supervivientes civiles y militares, destruyendo el sentido de sus vidas y quedándose sus posesiones.
Los enemigos caídos a veces eran mutilados y sus cuerpos abandonados a los cuervos, los buitres y otros carroñeros.
Después de la conquista de Meggido por Tutmosis III, los príncipes supervivientes rendidos al faraón, -y después de aceptar al rey egipcio como su amo supremo-, continuaron gobernando sus ciudades.
El botín era importante como un recurso de remuneración a los seguidores y era algunas veces la razón por la que no se conseguía la victoria militar. Durante la batalla de Qadesh los carros hititas parecieron abandonar la persecución de Ramsés II y al resto de sus fuerzas para saquear el campamento egipcio, lo que dio tiempo al faraón de reorganizar sus fuerzas y conducir a los hititas de vuelta hacia Qadesh. Tutmosis III ejerció mejor control sobre sus tropas en Meggido. El saqueo empezó después de que la victoria sobre los carros enemigos fue completa, lo que previno, de acuerdo con el cronista, la toma del pueblo al asalto. El botín pertenecía al faraón que lo distribuía entre aquellos que él consideraba meritorios.
Algunos territorios conquistados como Nubia y el Sinaí fueron anexados, siendo administrados por oficiales egipcios y controlados con la ayuda del ejército, mientras en otros sitios, como Canaán, los reyes locales sometidos a los faraones gobernaban con sus propios ejércitos.
La armada
De distinto modo que los griegos posteriores, quienes desarrollaron técnicas navales especiales (usados incluso por el Egipto del PeríodoTardío), las batallas marítimas del Imperio Nuevo egipcio y sus oponentes, los Pueblos del Mar, se luchaban con tropas terrestres llevadas en barcos. El despliegue egipcio de arqueros y el hecho de que los barcos egipcios podían ir tanto a vela como a remo, les dio una ventaja decisiva, a pesar de la inferioridad de los propios barcos, que iban a veces completamente llenos llevando doscientos cincuenta soldados.
Pero la armada era poco más que un medio de transportar a las tropas de manera rápida a la costa asiática. Tutmosis III empleó esta técnica con gran éxito.
Egipto perdió su rol de superpotencia maritima después del final del Imperio Nuevo. Los fenicios y los griegos se convirtieron en los principales ejes del Mediterráneo. Poderes continentales como los persas usaron a estas naciones de poderío marítimo para imponer su control sobre los mares.
Egipto renovó su armada bajo Necho II, invistiendo grandes cantidades en el desarrollo de birremes, y se halla posiblemente entre los inventores de los más poderosos trirremes en su intento de vencer a los persas. No fue un éxito y después su flota estuvo bajo el poder extranjero que controló el país. Docenas de barcos egipcios se unieron a la flota persa para luchar contra los griegos. La última de los Ptolomeos, la reina Cleopatra VII, unió fuerzas con el romano Marco Antonio en un intento de preservar la independencia de Egipto. Pero su flota fue vencida en Actium, lo que significó el fin del Egipto faraónico.